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LUN 15.05.2017
Se ha puesto de moda, y ya se va a quedar entre nosotros como huésped gorrón, un neologismo tan feo léxica como futbolísticamente: trivote. Se supone que alude a la táctica que consiste en jugar con tres centrocampistas de corte defensivo (el clásico “5” argentino: Fernando Redondo, Marcos Senna, Mauro Silva o, más recientemente, Busquets o Casemiro), o sea, tres pivotes, término construido sobre una metáfora y que también tiene lo suyo: un pivote es, según el diccionario un ‘extremo cilíndrico o puntiagudo de una pieza, donde se apoya o inserta otra, bien con carácter fijo o bien de manera que una de ellas pueda girar u oscilar con facilidad respecto de la otra’. Vamos, que el pivote puede girar, pero moverse, lo que se dice moverse…
Seguramente la adaptación futbolística del término nos llegó del pívot del baloncesto (palabra recogida en el DLE), como nos han llegado bloqueo o asistencia. En cualquier caso, si anteponemos el prefijo griego y latino tri- (que significa 'tres', como en trimotor, trisílabo, trípode, triciclo, tricolor…) al término pivote nos resulta tripivote, que suena a especie marina abisal o a engendro alienígena de película de terror de serie C. ¿Por qué no decir, simplemente, que un equipo juega "con tres pivotes" o "con triple pivote". ¿Por qué cuando son dos hablamos de “doble pivote” y no de bivote? Misterios del futbolecto.
En cuanto al término triplete, dejemos hablar al diccionario, que es siempre lo mejor. Dice, literalmente, lo siguiente.
- m. Biol. Secuencia de tres nucleótidos en un ácido nucleico, y en particular en un ARN mensajero.
- m. Fís. Conjunto de tres líneas espectrales muy próximas.
A fecha de hoy, certificamos que no hay ningún equipo español que esté en condiciones de ganar ninguna secuencia de tres nucleótidos (y menos en un ARN mensajero), ni siquiera tres líneas espectrales. Si acaso hay un par de ellos que podrían alcanzar un biplete.
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